Pinta las paredes del cuarto del niño con tonos relajantes y una con un color más intenso, por ejemplo.
Reviste los muros con letras, números, un mapamundi gigante o diseños geométricos de colores primarios.
Ubica estas tonalidades en el mobiliario o las piezas decorativas, en cajas, cojines, alfombras, perchas, lámparas, espejos, etc; para crear un ambiente estimulante y a la vez que refleje serenidad.